Una adolescente aparece quemada y descuartizada en un descampado. Treinta años después, el crimen sigue sin aclararse y su familia y entorno se han desmoronado.
Me gusta como la autora refleja y transmite ambas partes del tema religioso. El fervor y fanatismo, obediencia ciega, la manipulación, sobretodo a la mujer. A pesar de ser bastante predecible, mantiene el interés en el lector. Cómo pone en boca de cada uno de los personajes su postura ante la situación y sus creencias.
Muchísimas frases a remarcar!
Cómo siendo tan creyente no se es capaz de no culparse a sí mismo ni considerar que se haya cometido delito ni pecado... llega a ser inhumano pero no se siente culpable ya que cree que ha sido por designios de Dios. Maldita fe ciega...
La autora también aprovecha para plasmar la corrupción judicial y del Estado, entre varios temas más.
Dejo algunas de las frases que he remarcado, imposible ponerlas todas. No en orden cronológico y sin nombrar personajes, por evitar spoilers:
"Somos una cicatriz. Mi familia es la cicatriz que dejó un asesinato"
"La risa salva más que cualquier religión"
"La verdad que se nos niega duele hasta el último día"
"Yo hice su voluntad, no la mía. Nada más que su voluntad"
"Mi abuelo me educó en la posibilidad de ser libre"
"Qué cosa peor podría pasarme si dejaba de creer"
"Me declaré atea. Y me sentí libre. Sola, rechazada, pero libre"
"Creo en Dios. Soy creyente de una manera cabal, íntegra, apasionada. Brutal si es necesario"
"Busco a quien, sin haber matado a mi hija, se sientió tan culpable de su muerte como para quemarla y descuartizarla"
"El sistema judicial no es inmune a la corrupción"
"Tal vez porque echar de menos alguien vivo tiene más sentido que hacerlo con un muerto. La muerte pide resignación, la ausencia no"
Mariàngels Gabaldón
